14 de diciembre de 2010

de un golpe y sin pensarlo.

Cada una de mis células se muere por comer uno de esos postres asociados erróneamente a la infancia, por ejemplo un serenito (porqué se los compran a los  nenes chiquitos? a mis hijos les voy a seguir comprando cosas ricas aunque hayan crecido) y después me acuerdo de que ayer estuve todo el día sintiendome mal, al punto de no querer ni moverme y digo no, no me voy a comprar un postre. Y tengo ganas de hacer mil cosas, el día está hermoso con sus 24 grados, pero no, estoy muerta de sueño, pasé de dormir cinco horas a recuperarlas con cuatro la noche siguiente, me duele el cerebro. Y quiero verlo, pero después lo trato mal y me pongo histérica, y las quiero ver a ellas, pero no me quiero no mover y realmente tengo sueño; y quiero estar con mi familia pero me hacen preguntas pelotudas y me agarra el mal humor.
Ganas de ver una serie, que despues te aburre.
Escuchar música, y al rato te duele la cabeza.
Pilas, agonía.
Por dios, que me venga rápido y se me vaya aún más rápido porque esta vez me agarró la locura en forma copada y aunque es divertido, la verdad que mi entorno no se lo merece.

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