4 de abril de 2010

No me acuerdo muy bien porqué, el otro día me puse a pensar en la influencia de las relaciones en los actos de cada persona. Me impresiona ver como, dependiendo del entorno en el que se mueva, alguien puede ser tan diferente. La fórmula es muy simple:
Individuo + Sujeto problemático= individuo con problemas.
Individuo + Sujeto caprichoso= futuro individuo con caprichos.
Individuo+ Sujeto con vicios= probable individuo vicioso.
Quieras o no, la junta, influye. Muchas veces, hacemos caso omiso a las características de quienes nos rodean y podemos seguir siendo los mismos de siempre. Pero aunque sea una mínima parte, se ve modificada. Las relaciones humanas, nos forman, nos van construyendo con el tiempo. Una mujer no nace resentida hacia los hombres, alguna experiencia la llevó a ser así. Un hombre no le teme al compromiso, hubo algo que logró hacer que le tema. Las facciones originales, siempre siempre siempre van a estar, pero vamos sumando cosas de los demás, que perduran. Incluso cuando esa relación que las originó, no sigue vigente. Desde gestos, expresiones, hasta gustos musicales, la gente con la que pasamos una parte de nuestro tiempo, nos afecta. Puede ser para bien, puede ser para mal. Y siempre surgen los típicos problemas entre amigos ante este cambio. Te alejas de alguien, te juntas con un Nuevo sujeto, adoptas leves aspectos suyos; al reencontrarte con tu amistad inicial, te va a ver cambiado y puede llegar a desilusionarlo o molestarlo. Pero es así, y está bien.

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