20 de febrero de 2010

Josephine one.

Finalmente, había llegado el fin de semana. Se esforzó por dormir lo máximo posible haciendo caso omiso a los ruidos del exterior. Soñó que se despertaba por el calor, que el ventilador no funcionaba, y desgraciadamente su inconsciencia la hizo despertar para comprobar si estaba en lo cierto. Pero no, el ventilador seguía brindándole esa linda sensación de frescura y simplemente tuvo que dar media vuelta y logró conciliar el sueño. Las doce. Si, doce del mediodía, un buen horario para levantarse. No tenía hambre, entonces decidió evitar el desayuno y después de darse una ducha, decidió buscar una película por Internet que tenía ganas de ver hace tiempo. La encontró y se reclinó en la silla para disfrutarla. Iba por la mitad de la misma cuando se dio cuenta de la hora que era. Tendría que almorzar...miró un poco más y la dejó para más tarde. Comió sola y tranquila, reflexionando sobre lo que había visto y sobre lo feliz que la hacia no tener que levantarse temprano un día más. No lograba acostumbrarse a su nuevo horario, de Lunes a Viernes, seis de la mañana, era un exceso. Y pensar que antes no valoraba las horas de sueño!
No quería preocuparse por nada, era su día descanso, por lo tanto dejó pasar el Sábado entre películas, esmalte para uñas, cremas, y una cena con su novio.

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