13 de septiembre de 2010

Ahora que ya estoy tranquila en mi casa, con el pi(j/y)ama puesto (palabra que jamás sabré como escribir), pantuflas y unos ricos bocaditos de chocolate que acabo de hacer, enfriandose en la cocina, no estoy tan ofendida con la lluvia. Cuando me volvía en bicicleta, empapada y sin sentir las manos del frío, desde lo de Iva para casa, podría decir que tampoco. Pero cagarme mi tarde con mi novio, eso no te lo perdono clima, te fuiste bien a la mierda.

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