4 de noviembre de 2010

No cometas el crimen varón, si no vas a cumplir la condena.

Benditos sean los profesores que hoy no asistieron al establecimiento escolar y me alegraron el día. Entré ocho y veinte, y siendo las once de la mañana ya estoy sentada frente a mi monitor.
Me encantaría poder escuchar música que no se entrecorte, pero esta computadora anda demasiado mal y no me deja escuchar música y estar en facebook por ejemplo, asi que chau facebook y adelante Lavigne cantando I'm the one who wears the pantsssssssss ♪. Ahora sí, estoy bien arriba y tengo muchas ganas de escribir, aunque no sé sobre qué.
Habia hecho una especie de balance sobre mi vida en este momento, pero eran todas respuestas del estilo 'todo igual que siempre' 'bien, tranquilo' y no, un embole asi que Supr se encargó de que todas esas palabras no existan más. Estoy contenta porque aún no me agarró el pánico terminoelcolegioempiezolafacultad y porque dentro de todo se solucionó el tema de la cena de egresados, que venía en picada.
Me parece muy idiota preocuparme tanto por algo que va a durar un ratito y que no va a cambiar nada en la vida de nadie, pero es digamos lo más importante en lo que puedo concentrarme en este momento. Ayer en economía, nos pusimos a hablar sobre los chicos de la calle, y todas las personas que piden monedas y descubrí que muchos de mis compañeros tienen unos pensamientos ultra chotos (va con amor, igual) y se quejaban de que esas personas ganaban muchisima plata. No me jodas, no debe estar nada bueno pasar tus dias comiendo porquerias y pidiendo monedas, tener ochenta mil hijos y no poder darles lo que necesitan. Debes sentirte terrible, y la condena social es letal, no me pueden decir que no. Hablando de eso, cai en la cuenta de que nosotros en menos de un año, juntamos solamente en Humanidades, más de diez mil pesos y lo vamos a gastar en una noche de joda y alcohol, mientras hay gente que no tiene ni siquiera un lugar donde dormir y me senti una idiota que tiene todo servido. Siempre valoré todo lo tuve, y me encanta mi vida, pero no puedo evitar pensar en esas cosas. Lo terrible es que en definitiva no hago nada para cambiarlo, pero tampoco sé como.
Cambiando de tema, ahora que Avril está romanticona y pide que la besen cada noche al lado de la verde hierba, el otro día Fran me preguntó cuales eran las cosas que me gustaban. Y le pegó justo en algo que me cuesta contestar, porque creo que soy la mina con menos pasiones que puede existir. En todo lo que me dispongo hacer, intento poner todas las ganas, pero me cuesta mucho decir AMO hacer tal o cual cosa. Leer algunas novelas, escribir, pero no tengo una actividad preferida que se lleve todos los premios. Medio triste. Siento que tengo un montón de cosas y que las sé valorar pero que, me conformo con eso, que no voy por más. Igual no es una necesidad propia el ir por más, pero suena muy poco visionario o muy poco ambicioso, no sé. Creo que me gustaría levantarme un día y decir: para mi vida quiero esto, esto y lo otro. Y esforzarme y obtenerlo, o al menos intentarlo. Pero lo que siempre hago es ir viendo a medida que las cosas pasan, acomodandome a la situación. Hay pocas cosas que quiero, que deseo para mi futuro y son todas en relación a afectos y a mantener vínculos con la gente que quiero. No sé, por ahí no me doy cuenta, pero no está tan bueno ser tan pasiva ante todo, que sé yo. Obviamente que hay millones de cosas que me interesan, o que no me gustan, o que me indignan, etc. pero no me molesta para nada ceder y prefiero dar la razón antes que discutir con alguien, si sé que lo que el otro dice tampoco está del todo mal.

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