12 de diciembre de 2010

Fairy godparents.

Hace un rato, y sin razón alguna, me puse a pensar en mi padrino. No suelo pensar en él, suena feo, pero no es una de esas personas que se me vienen a la cabeza seguido. Hace tres años y un par de días que no lo veo, ni siquiera me lo cruzo por la calle. No, no vive lejos, es más estamos a aproximadamente veinte cuadras, es vecino de mi mejor amiga, vive a un paso de cantilo y a la vuelta de la escuela a la que va mi hermano. Pero no nos vemos. ¿Está todo mal? No, para nada, simplemente no existe una relación. Cumplí dieciocho y el llamado de feliz cumpleaños, bien gracias, te lo debo. No se debe acordar, yo me acuerdo el suyo pero porque es el mismo día que mi mamá, sino, sonamos. Ahora, no me preguntes cuantos años tiene, porque no tengo idea. Esta entrada no es un reclamo, sino es una reflexión sobre algo en lo que pienso muy de vez en cuando, pero cuando lo pienso me lleva unos cuantos minutos.
No me cae mal, ni hizo nada por lo que no quiera tenerlo cerca, es más cuando era más chica me visitaba creo, y hasta me fue a ver patinar una vez, pero no estoy acostumbrada a tener relaciones distantes, soy bastante apegada con mi familia, y hasta con los que viven lejos, por lo menos hablo por teléfono. Con él es como que fue pasando el tiempo y no nos dimos cuenta, y listo, nunca más ni bola. Y no siento la suficiente confianza como para decir buenas, vine a tomar unos mates. Y cara de contenta. No, porque aunque estoy grandecita siento que la responsabilidad es del adulto, que si le interesara tener algun tipo de relación tendría que ponerse las pilas. Me acuerdo que me había dicho, que entre el trabajo y esto y lo otro siempre se le complicaba, pero que cuando quisiera, que lo pase a visitar. Pero no me sale, no sabria de que hablar, o sea ni siquiera sabe como se llama mi novio, ni lo que voy a estudiar, ni como se llama mi mejor amiga ni de que secundaria acabo de egresar.
Creo que cada vez que estoy en La Plata y me tomo un taxi, tengo la "esperanza" o algo así, de que sea él el que maneja. Me encantaría subirme y encontrarlo de sorpresa y que se de cuenta de lo mucho que crecí. Lo más seguro es que no me reconozca, bah que sé yo.
Me siento mal (tampoco tanto) por no ponerle nada de ganas a la relación y usar este espacio para quejarme y reclamar, pero repito, yo no soy su madrina, no soy la que lo tiene que cuidar ni la que tendría que iniciar un vínculo. Estoy super dispuesta a fortalecerlo una vez que esté creado, pero es casi inexistente.
Todo esto me hace pensar en los que no tienen padres presentes, por x motivo, porque se pelearon con las madres, o porque eran muy pendejos cuando los tuvieron, y entiendo un poquito apenas el resentimiento que deben sentir que no es más que ganas de que les presten más atención y de sentirse un poco más queridos.
Por suerte mi familia cercana siempre estuvo al lado mio y no tengo quejas de ninguno, pero que sé yo, saber que tenes un algo por ahi dando vueltas, que te quiere, que querés y que sin embargo no se dan bola, no está bueno. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario